Que sí, que los guiris adoran el Mojito!

Y les encanta ir a degustarlo día tras día (como se nota que la mayoría no trabajan) al Princesa, 23, bar que se llama como su dirección exacta. Poco se han estrujado la cabeza sus dueños, y no por ello vamos a decir que les haya ido mal, sinó todo lo contrario. Con frecuencia lleno hasta arriba, muchas veces vale la pena visitarlo por la tarde para encontrar sitio y gozar de sus elegantes aperitivos y los siempre tentadores precios happy hour. ¡Nada más y nada menos que 3’50€! Un deleite para los sentidos y para la economía mundial.

Si bien es cierto que la popularidad suele rebajar el nivel de las bebidas, en Princesa, 23 han aprendido de la experiencia y han mejorado la receta con sospechosos aditivos secretos. El azúcar, moreno. El ron, Bacardí. La gaseosa, Konga (no es broma). La tradición sirve de mucho…

El turisteo habitual del Born se concentra pues en este mítico bar que cualquier universitario, local o Eramus, debe haber visitado al menos una vez en la vida si pretende tener amigos extranjeros y sentirse europeo y cosmopolita. El intercambio lingüístico es gratuito. A veces se liga.

Por descabelladas que sean nuestras actualizaciones jamás, y repito JAMÁS (como me encanta la retórica esta) decimos nada por decir. Los títulos no están sólo para hacer gracia, queridos contertulios. Si por un lado idolatramos las virtudes del ron cuáles fervientes adoradores de la diosa Kali, también es cierto que recomendamos prudencia. Y no sólo para los conductores, sino también para los de hígado fácil de tentar! Que luego no se diga que vamos haciendo apología del alcoholismo

Princesa feliz tras ingerir Mojitos sabrosos/ Omnitographer

Princesa feliz tras ingerir Mojitos sabrosos/ Omnitographer

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