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¿Qué fue del happy hour?

Rumores hubo, y pocos fueron los que se molestaron en comprobarlos. Pero, al parecer, es cierto: de acuerdo con los requerimientos de la Agencia de Salud Pública de Barcelona, los happy hours  están prohibidos en Barcelona. Y yo me pregunto, ¿en serio?

No por mi posición al respecto -que puede ser más o menos anecdótica- (me encanta el happy hour pero tampoco se muere nadie sin él) me sorprende, sino por el hecho de que se siga ofreciendo. Según publicaban El Mundo y El País, entre otros,  hace más de año y medio, se nos habría tenido que acabar el chollo. ¿Nos encontramos pues ante un desfile de bares subversivos dispuestos a apechugar con las sanciones administrativas? (esto me recuerda a las obras que se hacen sin licencia, cuya multa es menor que el coste de la propia licencia) ¿O más bien inconscientes? ¿Por qué no nos habíamos enterado? ¿Somos nosotros los inconscientes? Como fan del Mojito, esta incertidumbre no me permite vivir.

Más relatos escalofriantes (en vídeo) aquí.

Lo peor de todo es que me hallo aquí sumido en profundas reflexiones sobre este tema cuando quizás resulta que la propuesta no llegó a llevarse a trámite, y solo triunfó el sector antitabaco (cosa que no me extraña puesto que pretender reducir el alcoholismo juvenil evitando las promociones happy hour es ingenuo o muy ingenuo).

En cualquier caso, los carteles promocionales siguen estando ahí, no demasiado escondidos, que digamos… Y nadie parece preocupado porque se acaben las ofertas. Más bien al contrario.

Disfrutemos pues de los 2X1, del Mojito a 3’50€ y de la sangre que hierve hasta decir basta, víctima de un exceso de bilirrubina.

Buenas noches.

Nunca una expresión había calentado tanto nuestros corazones

Nunca una expresión había calentado tanto nuestros corazones


«Lo esencial de un buen mojito es mezclar las cantidades justas»

Nos reunimos con Alberto Jiménez, antiguo propietario de una coctelería en el barrio barcelonés de Sants. Su gusto por los cocteles le hizo pensar que no habría otro modo mejor de ganarse la vida que poder compartirlos con la gente. Alberto tiene algo en común con nosotros, su cóctel favorito: el mojito.

Joan: Me imagino que, en su bar, el mojito era de los cocteles más pedidos…

Alberto: Efectivamente. Pero no sólo en mi bar. El mojito es el cóctel por excelencia y estoy convencido de que en todos los bares que preguntes será así. Yo ofrecía a mis clientes una gran variedad de bebidas, pero al final lo que más demanda tenía eran los mojitos.

Hielo pilé: el hielo picado

J: ¿Cuál es el secreto de un buen mojito?

A: Lo esencial es mezclar las cantidades justas, porque si se desequilibran ya no queda igual. Es mejor utilizar azúcar de caña porque es más natural y le da un toque más dulce. Esas son las 2 cosas que considero más importantes, después está el tema del hielo. Es cierto que los mojitos, y de hecho la mayoría de cocteles, se sirven con hielo pilé (hielo picado) sobre todo porque queda mejor presentado, pero eso supone un problema. El hielo más pequeño se derrite más rápido mientras que el cubito mantiene el coctel frío durante más tiempo, y además no lo agua.

J: ¿El ron no es importante?

A: Por supuesto que sí, pero ya se parte de la base de que el ron es de calidad. Entonces lo que más importa son las cantidades.

J: ¿Qué le parecen las diferentes variedades de mojito?

A: No me parecen mal, pero de todos modos cuando me tomo un mojito no me gusta que ningún sabor me esconda el gusto original. Por ejemplo, se ha extendido mucho el mojito de fresa, pero personalmente considero que la fresa adultera un poco el sabor, lo hace mucho más dulce, y pierde el toque ácido que le da la lima.

Alberto tiene las cosas claras: los mojitos no solo se beben, también se disfrutan. Es una pena no poder probar alguno preparado por Alberto, pero desde Barcelona Mojito’s Tour seguiremos degustando mojitos por Barcelona, para encontrar el mojito definitivo!


«Barcelona es lo más parecido a Cuba en la cuenca del Mediterráneo»

No lo decimos solo nosotros, no! Que la notoriedad del Mojito es de sobras conocida!

Precisamente para demostrarlo hemos hablado con Yolanda Jiménez, gestora de cultura especializada en artes escénicas y antropóloga de vocación. También gusta, como nosotros,  de investigar los rincones de Barcelona en busca del Mojito definitivo. Solo que ella ha encontrado una explicación mucho más profunda para el fenómeno del consumo masivo de tan maravilloso cóctel caribeño.

Jordi: ¿Crees que se ha generalizado el consumo del Mojito?

Yolanda: Por supuesto. No soy ninguna experta, pero es fácil notar que se han producido dos cambios significativos, paralelos: por un lado tomamos más vino, tinto de verano, vermut y demás bebidas antes más asociadas a personas de cierta edad. Por otro, hemos virado hacia lo exótico, muchos cócteles son harto conocidos por todos e incluso sabemos como preparar algunos de ellos con relativa gracia.

Yolanda en el Polaroid, una de las próximas paradas del tour

Yolanda y amigas en el Polaroid, una de las próximas paradas del tour

J:¿A qué se debe ésta evolución?

Y: A parte de la influencia cultural de la inmigración, hay un proceso interno. La juventud empieza a beber cada vez más pronto. Si obviamos la parte socialmente negativa que eso conlleva, nos queda un hábito con mucho tiempo por delante para consolidar. Y todos sabemos que con la práctica se alcanza la perfección. Precisamente por ello estoy convencida de que a partir de cierta edad tendemos a refinar el gusto por la bebida alcohólica. Un claro ejemplo es dejar de consumir mezclas terribles como el calimocho, y centrarnos en la degustación sibarita.

J: ¿Qué papel juega el Mojito en este proceso?

Y: Muy sencillo: el ‘botellón’ ha dejado de ser una opción para nosotros. Tomar combinados queda reservado a celebraciones maratonianas en las que todo vale. Pero cuando se trata de disfrutar, de sentarse a tomar algo en agradable charla, entra en juego el sabor. Entre esto y la mejora del nivel de vida, pasamos fácilmente de la cerveza al cóctel. Aunque la precariedad siempre estará ahí, de manera que es bueno empezar con el Mojito, que proporciona una falsa sensación de estatus -mientras que el bolsillo no se resiente.

J: ¿A qué se debe tu pasión por el Mojito?

Y: Bueno, últimamente es habitual que lo sirvan en cualquier parte. La tendencia lo ha democratizado. En mi caso es algo mucho más personal: mi padre vivió durante gran parte de su juventud en La Habana, y en casa todos hemos mamado mucha cultura caribeña. Cuando empecé a consumir alcohol mi padre me enseñó a prepararlo con algunas variaciones, en función de como lo elaboran en diferentes zonas de Cuba. Digamos que el mojito casi constituye una tradición familiar (risas).

Barcelona, ciudad de contrastes, se convierte en el escenario perfecto para el intercambio cultural. Ello probablemente ha propiciado más de lo que nos imaginamos el éxito de los Mojitos y su posterior democratización. Así nos lo cuenta Yolanda: