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¿Qué fue del happy hour?

Rumores hubo, y pocos fueron los que se molestaron en comprobarlos. Pero, al parecer, es cierto: de acuerdo con los requerimientos de la Agencia de Salud Pública de Barcelona, los happy hours  están prohibidos en Barcelona. Y yo me pregunto, ¿en serio?

No por mi posición al respecto -que puede ser más o menos anecdótica- (me encanta el happy hour pero tampoco se muere nadie sin él) me sorprende, sino por el hecho de que se siga ofreciendo. Según publicaban El Mundo y El País, entre otros,  hace más de año y medio, se nos habría tenido que acabar el chollo. ¿Nos encontramos pues ante un desfile de bares subversivos dispuestos a apechugar con las sanciones administrativas? (esto me recuerda a las obras que se hacen sin licencia, cuya multa es menor que el coste de la propia licencia) ¿O más bien inconscientes? ¿Por qué no nos habíamos enterado? ¿Somos nosotros los inconscientes? Como fan del Mojito, esta incertidumbre no me permite vivir.

Más relatos escalofriantes (en vídeo) aquí.

Lo peor de todo es que me hallo aquí sumido en profundas reflexiones sobre este tema cuando quizás resulta que la propuesta no llegó a llevarse a trámite, y solo triunfó el sector antitabaco (cosa que no me extraña puesto que pretender reducir el alcoholismo juvenil evitando las promociones happy hour es ingenuo o muy ingenuo).

En cualquier caso, los carteles promocionales siguen estando ahí, no demasiado escondidos, que digamos… Y nadie parece preocupado porque se acaben las ofertas. Más bien al contrario.

Disfrutemos pues de los 2X1, del Mojito a 3’50€ y de la sangre que hierve hasta decir basta, víctima de un exceso de bilirrubina.

Buenas noches.

Nunca una expresión había calentado tanto nuestros corazones

Nunca una expresión había calentado tanto nuestros corazones

Ni soñarlo

El Born siempre ha sido una buena zona a la que ir a tomar algo por la noche. Infinitud de bares te llaman, te provocan para que entres en ellos a disfrutar de un buen cocktail con tus amigos, cual sirena cruzándose en el camino de Ulises. Aunque debes estar advertido de una cosa, si por casualidad de cruzas con el Cactus Bar, ni lo sueñes.

El Cactus Bar es esa sirena fea que, no sabes como, pero te acaba arrastrando hacia donde se encuentra, en el Paseo del Born, 30. El lugar es pequeño, consta solamente de 4 mesas altas con taburetes, y una barra incrustada en un ventanal de la pared donde poder apoyar la copa. Música estridente y una luz que no acompaña comletan el local. Al fondo, la barra donde pedir el mojito. Te acercas para conseguir tu copa, sorteando a la gente, que es poca pero muy apretada. Pides el mojito, que te preparan allí mismo, algo que, a priori, no tiene porque ser malo, pero cuando la gente se avalanza sobre ti empujándote de lo último que tienes ganas es de quedarte esperando. El vaso donde se prepara el mojito es grande, parece buena señal, al fin y al cabo, porque no obviar lo ocurrido hasta ahora y disfrutar del mojito?

Pues no. Un mojito muy ácido no se puede disfrutar. Un mojito con tanto sabor a menta no se puede disfrutar, y menos cuando, en lugar de unas pocas hojitas parece que haya crecido dentro del vaso la selva del Amazonas. Al recoger el mojito de la barra debes pagar, y aquí llega lo peor. El alboroto en el bar no te permite escuchar bién a la camarera y vuelves a preguntar de nuevo, para confirmar si el precio que te había parecido oir, 7.50€, era correcto. La nueva respuesta de la camarera es diferente, el precio sube un euro, 8.50€. Al preguntar el porqué la respuesta es: «me he confundido». Puede que sí sea fruto de una confusión, aunque después de todo, cuesta creerselo. Si alguna vez paseáis por la zona no escuchéis los cantos de sirenas. Ulises se arrepintió.

Que sí, que los guiris adoran el Mojito!

Y les encanta ir a degustarlo día tras día (como se nota que la mayoría no trabajan) al Princesa, 23, bar que se llama como su dirección exacta. Poco se han estrujado la cabeza sus dueños, y no por ello vamos a decir que les haya ido mal, sinó todo lo contrario. Con frecuencia lleno hasta arriba, muchas veces vale la pena visitarlo por la tarde para encontrar sitio y gozar de sus elegantes aperitivos y los siempre tentadores precios happy hour. ¡Nada más y nada menos que 3’50€! Un deleite para los sentidos y para la economía mundial.

Si bien es cierto que la popularidad suele rebajar el nivel de las bebidas, en Princesa, 23 han aprendido de la experiencia y han mejorado la receta con sospechosos aditivos secretos. El azúcar, moreno. El ron, Bacardí. La gaseosa, Konga (no es broma). La tradición sirve de mucho…

El turisteo habitual del Born se concentra pues en este mítico bar que cualquier universitario, local o Eramus, debe haber visitado al menos una vez en la vida si pretende tener amigos extranjeros y sentirse europeo y cosmopolita. El intercambio lingüístico es gratuito. A veces se liga.

Por descabelladas que sean nuestras actualizaciones jamás, y repito JAMÁS (como me encanta la retórica esta) decimos nada por decir. Los títulos no están sólo para hacer gracia, queridos contertulios. Si por un lado idolatramos las virtudes del ron cuáles fervientes adoradores de la diosa Kali, también es cierto que recomendamos prudencia. Y no sólo para los conductores, sino también para los de hígado fácil de tentar! Que luego no se diga que vamos haciendo apología del alcoholismo

Princesa feliz tras ingerir Mojitos sabrosos/ Omnitographer

Princesa feliz tras ingerir Mojitos sabrosos/ Omnitographer

Cómo se hace un mojito?

Existen numerosas maneras de hacer un mojito. Cada cuál tiene su receta, desde el blog os proponemos ésta:

Nosotros hicimos la prueba, aunque con algún cambio: utilizamos azúcar moreno en lugar de azúcar blanco, tal y como dice la receta natural, ya que el azúcar moreno le da al mojito un sabor especial. Éste fue el resultado:

Recomendamos previsión. Nos faltó el hielo picado así que si se tienes previsto intentar hacer el cocktail por la noche convendría picar el hielo con anterioridad. El proceso fue sencillo, y el resultado fue fantástico, tan bueno que no nos pudimos resistir a hacer un segundo mojito, ésta vez con un toque diferente. Le añadimos zumo de fresa natural, rebajando las cantidades de los otros ingrediente para poder incluirla.

Y a disfrutar de un buenísimo mojito casero!

Pasen y vean

Hemos encontrado los mejores mojitos de Barcelona, hasta el momento, y estan el Alsur Café. De los estableciemientos que la marca posee en Barcelona, nosotros hemos tenido el gusto de ir al que se encuentra en el Born (C/dels Carders, 17), aunque también pueden gozar de los mismos mojitos en el que se situa justo delante del Palau de la Música.

El local es grande, con diferentes ambientes. El espacio, alargado y, según como se mire, estrecho, está muy bien aprovechado con mesas a un lado y con sofás al otro, en los que, una tabla de madera, actúa a modo de mesa para que, aún estando estirados en ese sofá, tengamos un soporte sobre el que dejar nuestro mojito. Del techo cuelgan unas lámparas recubiertas de telas de diferentes colores, que crean reflejos en la luz, provocando un efecto muy agradable.

Y qué decir del mojito? Pues que no había provado nunca antes uno como éste: dulce pero en su medida, con el toque de menta justo (y sin grandes hojas que después se filtren por la pajita) y con trozos de limón que le daban ese toque ácido que al final necesita. De acuerdo, con lima hubiera sido mucho mejor, pero la calidad del mojito no se merece que nos pongamos quisquillosos. Y vale la pena, porque podremos disfrutar de unos tragos buenísimos por sólo 3,95€.

Por no hablar de las variedades. Hasta 14 tipos diferentes de mojitos, entre los que podemos encontrar sabores tan diferentes como por ejemplo vainilla, maracuyá, mango, coco o chocolate (hacen hasta un mojito de pepino!). Tan sólo por un euro más puedes disfrutar de un mojito de sabores. Pero lo mejor es que no sólo aumenta el precio, sino que, además, se sirve más bebida, qué más se puede pedir?

No lo duden, si quieren mojitear como es debido, vayan a Alsur Café.

Un mojito diferente

El mundo de la cocina lo está revolucionando todo, y los mojitos no iban a librarse. En el restaurante Alba Granados (C/Enric Granados, 34) se puede degustar una impresionante espuma de mojito. Mediante técnicas avanzadas de hostelería se consigue crear una espuma de ron con aroma de menta, y se combina con helado de limón. Pero un aviso, no intentes bebertelo porque este mojito se toma con cuchara. Parece mentira, pero no recordando para nada a un mojito en apariencia, consigue que el comensal note el gusto del mojito original llevandose una cucharada a la boca, ¿quién lo hubiera dicho?

Por 6,95€ puedes degustar este mojito totalmente renovado, eso sí, esto no es un bar, no se puede entrar dierctamente a beber mojitos (o por lo menos no se debe), así que antes de poder probarlo, te espera una muy agradable cena.

El mojito espumoso

 

Girls Just Wanna Have Mojitos

Todo el mundo sabe que el 50% de una experiencia gastronómico-coctelera nocturna que acabe bien (o mal) dependerá del entorno que acompañe. Por eso no podemos más que loar las vivencias producto de nuestras visitas al bar sin par Polaroid. Y es que este sitio, nada más llegar, nos agasajó con una estética ochentera con ecos a lo que siempre ha gustado a los nostálgicos y que nada tiene que ver con tendencias pasajeras de gentuza con escasa personalidad. Fundas de vinilos de Cindy Lauper y Lionel Richie indican qué excusado nos corresponde utilizar -no son los únicos: hordas de ellos pueblan las paredes-, mientras una serie de cámaras Polaroid nos observan desde otro de los muros y diversos juguetes y muñecos que harían llorar a presuntos adultos -como el mítico He-Man– están expuestos al gran público.

Mojitos chispeantes con lujosos aderezos

Mojitos chispeantes con lujosos aderezos

En un lugar así -por cierto, sito en el barrio Gótico, en c/Còdols, 29– es inevitable caer en las redes de la emotividad si uno además bebe del maravilloso elixir ácido de marras. La única pega: el local tiene ínfulas de discoteca, por la oscuridad imperante y la música pop y electro alta y pegadiza (se pueden pedir canciones si uno cae bien a los camareros). Esto que en un principio no debería ser malo justifica un desafortunado aumento del precio del Mojito respecto a lo que estamos acostumbrados/dispuestos a pagar: 6€. Mi conciencia gremial obrera y yo, en acalorada discusión, concluímos que un día es un día y que al rato uno se siente como en casa. Un Mojito después de otro abren la mente y la cartera a velocidad vertiginosa (ojo a los excesos), pero con una felicidad inusitada. Es por ello que recomendamos alegría, rumbo y donaire infinitos -y amigos divertidos– antes de dirigirse a este sitio.

Los Mojitos del Polaroid valen lo que cuestan. Ácidos y dulces al mismo tiempo, la sensación al beberlos es más bien cálida y acogedora. Y nos sentimos como en casa (entre otras cosas porque los camareros los preparan delante de nosotros en la misma barra, el lugar más frecuentado y animado del local). El sabor del ron es inusualmente intenso para este tipo de cóctel, pero afortunadamente no es un alcohol desagradable al paladar. Y siempre se puede acompañar de unas palomitas de maíz hechas al momento con el palomitero que tienen dentro de la misma barra!

Más que un bar, una feria temática.

«Lo esencial de un buen mojito es mezclar las cantidades justas»

Nos reunimos con Alberto Jiménez, antiguo propietario de una coctelería en el barrio barcelonés de Sants. Su gusto por los cocteles le hizo pensar que no habría otro modo mejor de ganarse la vida que poder compartirlos con la gente. Alberto tiene algo en común con nosotros, su cóctel favorito: el mojito.

Joan: Me imagino que, en su bar, el mojito era de los cocteles más pedidos…

Alberto: Efectivamente. Pero no sólo en mi bar. El mojito es el cóctel por excelencia y estoy convencido de que en todos los bares que preguntes será así. Yo ofrecía a mis clientes una gran variedad de bebidas, pero al final lo que más demanda tenía eran los mojitos.

Hielo pilé: el hielo picado

J: ¿Cuál es el secreto de un buen mojito?

A: Lo esencial es mezclar las cantidades justas, porque si se desequilibran ya no queda igual. Es mejor utilizar azúcar de caña porque es más natural y le da un toque más dulce. Esas son las 2 cosas que considero más importantes, después está el tema del hielo. Es cierto que los mojitos, y de hecho la mayoría de cocteles, se sirven con hielo pilé (hielo picado) sobre todo porque queda mejor presentado, pero eso supone un problema. El hielo más pequeño se derrite más rápido mientras que el cubito mantiene el coctel frío durante más tiempo, y además no lo agua.

J: ¿El ron no es importante?

A: Por supuesto que sí, pero ya se parte de la base de que el ron es de calidad. Entonces lo que más importa son las cantidades.

J: ¿Qué le parecen las diferentes variedades de mojito?

A: No me parecen mal, pero de todos modos cuando me tomo un mojito no me gusta que ningún sabor me esconda el gusto original. Por ejemplo, se ha extendido mucho el mojito de fresa, pero personalmente considero que la fresa adultera un poco el sabor, lo hace mucho más dulce, y pierde el toque ácido que le da la lima.

Alberto tiene las cosas claras: los mojitos no solo se beben, también se disfrutan. Es una pena no poder probar alguno preparado por Alberto, pero desde Barcelona Mojito’s Tour seguiremos degustando mojitos por Barcelona, para encontrar el mojito definitivo!

«Barcelona es lo más parecido a Cuba en la cuenca del Mediterráneo»

No lo decimos solo nosotros, no! Que la notoriedad del Mojito es de sobras conocida!

Precisamente para demostrarlo hemos hablado con Yolanda Jiménez, gestora de cultura especializada en artes escénicas y antropóloga de vocación. También gusta, como nosotros,  de investigar los rincones de Barcelona en busca del Mojito definitivo. Solo que ella ha encontrado una explicación mucho más profunda para el fenómeno del consumo masivo de tan maravilloso cóctel caribeño.

Jordi: ¿Crees que se ha generalizado el consumo del Mojito?

Yolanda: Por supuesto. No soy ninguna experta, pero es fácil notar que se han producido dos cambios significativos, paralelos: por un lado tomamos más vino, tinto de verano, vermut y demás bebidas antes más asociadas a personas de cierta edad. Por otro, hemos virado hacia lo exótico, muchos cócteles son harto conocidos por todos e incluso sabemos como preparar algunos de ellos con relativa gracia.

Yolanda en el Polaroid, una de las próximas paradas del tour

Yolanda y amigas en el Polaroid, una de las próximas paradas del tour

J:¿A qué se debe ésta evolución?

Y: A parte de la influencia cultural de la inmigración, hay un proceso interno. La juventud empieza a beber cada vez más pronto. Si obviamos la parte socialmente negativa que eso conlleva, nos queda un hábito con mucho tiempo por delante para consolidar. Y todos sabemos que con la práctica se alcanza la perfección. Precisamente por ello estoy convencida de que a partir de cierta edad tendemos a refinar el gusto por la bebida alcohólica. Un claro ejemplo es dejar de consumir mezclas terribles como el calimocho, y centrarnos en la degustación sibarita.

J: ¿Qué papel juega el Mojito en este proceso?

Y: Muy sencillo: el ‘botellón’ ha dejado de ser una opción para nosotros. Tomar combinados queda reservado a celebraciones maratonianas en las que todo vale. Pero cuando se trata de disfrutar, de sentarse a tomar algo en agradable charla, entra en juego el sabor. Entre esto y la mejora del nivel de vida, pasamos fácilmente de la cerveza al cóctel. Aunque la precariedad siempre estará ahí, de manera que es bueno empezar con el Mojito, que proporciona una falsa sensación de estatus -mientras que el bolsillo no se resiente.

J: ¿A qué se debe tu pasión por el Mojito?

Y: Bueno, últimamente es habitual que lo sirvan en cualquier parte. La tendencia lo ha democratizado. En mi caso es algo mucho más personal: mi padre vivió durante gran parte de su juventud en La Habana, y en casa todos hemos mamado mucha cultura caribeña. Cuando empecé a consumir alcohol mi padre me enseñó a prepararlo con algunas variaciones, en función de como lo elaboran en diferentes zonas de Cuba. Digamos que el mojito casi constituye una tradición familiar (risas).

Barcelona, ciudad de contrastes, se convierte en el escenario perfecto para el intercambio cultural. Ello probablemente ha propiciado más de lo que nos imaginamos el éxito de los Mojitos y su posterior democratización. Así nos lo cuenta Yolanda:

Bambú Lounge Bar

Que no os engañe la entrada

No son pocos los bares donde tomarse un buen mojito si paseamos por las calles del barrio de Gracia. De todos modos es poco probable que, en ese paseo, alguien decidiera entrar en el Bambú Lounge Bar, porque seguramente no lo vería. Situado en una pequeña travesía de la calle Verdi (en la calle Vallfogona, 23), el bar tampoco es que llame mucho la atención, sino fuera por la gran cabeza de un Buda que hay en la entrada.

Pero al entrar todo cambia. Una atmósfera roja inunda el local, y te invita a adentrarte más allá de la barra y de las pequeñas mesas de 2 de la entrada. Una vez allí, no lo dudas: te sientas en uno de los sofás y te dispones a disfrutar de tu mojito. Los aires asiáticos en el ambiente no impiden que, gracias a su extensa carta, se puedan degustar platos típicos de cualquier parte del mundo. Por si entra hambre entre copa y copa.

Buda lo controla todo, por si acaso

Pero vamos a lo que nos importa, el mojito. Aunque debería decir «los mojitos» ya que, además del clásico mojito, también encontramos el de fresa, con fresa natural, y el mojito bambú, una especialidad de la casa, a base de ron miel. Vale la pena pagar 5€ por mojito (6€ el bambú). El gusto a menta está equilibrado con el gusto a lima y al no abusar del hielo permite que el mojito no se agüe cuando este se derrite (si se da tiempo a que se derrita). Se debe destacar también el de fresa, del que se puede decir que incluso es mejor que el mojito original.

Es recomendable acudir en grupos de más de 4 personas, ya que ese es el mínimo para poder gozar de las mesitas con sofá, sinó no quedará más remedio que sentarse en las mesitas de al lado de la barra, que no estan mal, pero estaremos de acuerdo en que no se puede comparar la comodidad de un sofá con la de un taburete.

En la carta, al lado de cada cocktail, aparece un dibujo con la copa en la que viene servido dicho cocktail, un detalle que puede parecer sin importancia, pero acaba de completar el buen servicio del bar. Como curiosidad, cada martes, el bar se convierte en un punto de encuentro para todo aquél que busque piso o que necesite un compañero de piso.

En definitiva, si se quiere pasar una noche bebiendo y charlando entre amigos, este es el sitio. No se arrepentirá.